En mi tercer mes aquí en Estados Unidos, dos semanas después de que se haya acabado la temporada de volleyball, si aquí cada deporte tiene su temporada y nunca había jugado a este, es más si soy sincera nunca fue un deporte que me llamara muco la atención, pero al venir aquí tuve la intriga de probarlo, ¿porque no? Al principio, a los cuatro días de entrenamiento me arrepentía, y pensaba, ¿Todos los días dos horas con chicas a las que no conozco y llevan en esto años y en inglés? No, gracias, pero, aunque no tuve la oportunidad de jugar mucho, unos dos o tres partidos, me di cuenta de algo, y es que son una familia, y aunque al principio me costo, me acogieron desde el principio y me aplaudían cuando lo hacía bien y me animaban y me enseñaban cuando fallaba, y es que antes de entrar a entrenar o antes de empezar un partido dejan sus problemas y sus malas caras y es porque algunas eso les da la vida desde pequeñas, tan solo puedo decir cosas buenas de cada una de ellas, y darlas las gracias por hacer que un deporte que no me llamaba la atención acabe haciéndolo e incluso acabe echándolo de menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario